miércoles, 12 de marzo de 2014

Periodismo en peligro de extinción


No se trata de una afirmación novedosa asegurar que las nuevas tecnologías han supuesto ruptura e innovación en todos los campos. Sin embargo, hay un sector en el que ha producido una doble transformación, que, además, combinada con la fuerte crisis en la que éste estaba inmerso, pone en peligro su funcionamiento, supervivencia y estabilidad; haciendo que sus máximos representantes y expertos pongan el grito en el cielo y clamen anunciando el fin de una era.


Se trata del sector de las comunicaciones o mejor, del sector de la comunicación. Del periodismo, las noticias, los reportajes y la prensa. Los medios de comunicación tienen un papel tan importante en la retransmisión de la crisis y su situación, que a veces se olvida que ellos también se encuentran sumidos en ella. Esta crisis también es suya, una crisis de confianza y liquidez.

Las principales fuentes de información durante años, como han sido el periódico o la televisión, comienzan a quedarse obsoletas frente a la nueva y variada oferta de medios tecnológicos (véase redes sociales, blogs y demás portales digitales). Pero este cambio no supone únicamente el abandono del soporte físico, sino que también supone el paso a un nuevo formato y paradigma de periodismo y comunicación. Lo señala muy bien el bloguero francés Loic Le Meur, mediante el lema de su blog: “Los medios tradicionales mandan mensajes, los nuevos empiezan conversaciones”.

Este nuevo sistema, que acaba con la prensa y la comunicación de masas, hace de la comunicación interacción, resaltando así el papel del individuo. Ya no es posible ofrecer productos homogéneos y cerrados, ideados para agradar al gran público y a una masa lo más amplia posible; ahora es necesario presentar amplios abanicos de temas abiertos al público, que será el que realice la selección y jerarquización correspondiente.

Una vez hemos asumido esto, podríamos pensar que el sector que realmente sufre una crisis es el de las grandes industrias editoriales que se encuentran detrás de las principales empresas de comunicación, ya que este oficio no se restringe ya a quienes se hayan formado para ello profesionalmente, si no que se encuentra abierto a todos los ciudadanos. Si tomamos esto como única tesis, podemos pensar que el periodismo libre, el derecho a la información veraz y la libertad de expresión salen beneficiadas, pues sus canales y plataformas de trabajo no solo se han ampliado, si no que ahora cuentan con una influencia y un público mucho más relevante como agente social y creador de opinión pública.

Sin embargo, debemos añadir que estos nuevos soportes han supuesto  una sobreproducción de información. Cuando antes el antagonismo de la información veraz y libre se encontraba personificada en los regímenes autoritarios y la censura previa, ahora nos tropezamos con una nueva barrera: la de la confusión y la demagogia, la falta de verificación.
No debemos temer el fin del periodismo, pero sí la posible desaparición de los medios tradicionales de éste, que durante años se han coronado como un garante de la democracia, de la libertad, el “cuarto poder”.


Para nosotros, estudiantes de periodismo, esta situación plantea interesantes debates, como pueden ser: la libertad y la transparencia total frente a las restricciones que la mayoría de los estados e instituciones consideran necesarias. ¿Dónde está, pues el límite entre restricción justificada mediante la seguridad y censura? ¿Es posible hablar de valores totales en un aspecto práctico? ¿Podemos defender el derecho a recibir información veraz y gratuita si somos conscientes que el buen periodismo, hecho por corresponsales formados y en muchas ocasiones independientes, de contrastación y verificación, de jerarquización y selección; cuesta y seguirá costando y suponiendo mucho esfuerzo, gasto y dinero? Además de que en muchas ocasiones tampoco tiene el respaldo y los soportes, así como la financiación necesaria, para realizarse y llevarse a cabo.


Quizás la pregunta más compleja a la que tengamos que dar respuesta sea qué hace qué tantos miembros pertenecientes a una generación que ha crecido con internet y las nuevas tecnologías decida formarse en un oficio que se encuentra sumido en una crisis tan profunda,  que cuestiona todo su funcionamiento y amenaza si no con su desaparición, con una transformación radical de éste, de su concepto y funcionamiento.                                               La figura del periodista tal como lo conocemos está en peligro de extinción. 

5 comentarios:

  1. Si, un artículo muy interesante. Los estudiantes de periodismo tenéis un gran reto. El periodista es importante en la sociedad, y ahora más que nunca. El periodista es garantía de libertad.
    Queremos PERIODISTAS!

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    1. Esa es la situación. Se está cambiando la manera de acceder a la información, de eso no hay duda. Pero no confundamos información con conversación, con comentar y opinar. El medio puede ser físico o digital, pero si queremos fuentes fiables, lo más veraces posible, no podemos pretender beber de esa información asamblearia que parece que ahora se impone, sino de medios y personas profesionales, sea a través del medio que sea.
      Ahí está la misión de los periodistas

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    2. No solo la manera de acceder a a la información cambia, si no también la manera de tratarla y de responder a ella.
      Una vez hemos detectado la función de los periodistas (el fundamento, lo que no se debe alterar) el dilema principial es precisamente ése, el cómo, el medio, la financiación, los recursos y las fuentes...

      ¡Muchas gracias por tu comentario!

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  2. Para resumir esta noticia me quedo con esta frase:“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”.Y a los fúturos periodistas nos toca luchar por buscar la verdad,y no ser simples marionetas de un sistema.

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  3. tienes toda la razon, pero exiten muy pocos periodistas y muchos relaciones públicas, incapaces de decir nada feo de los poderes no sea se queden sin prevendas,triste pero es lo que hay.


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