'Her', la nueva forma del amor

Parece que las nuevas tecnologías en un futuro no solo modificarán nuestros hábitos de trabajo y maneras de comunicar sino que también se introducirán en nuestras relaciones sentimentales. Esta es la idea que albergaba el director Spike Jonze cuando decidió rodar esta película, Her (Ella). Interpretada por Scarlett Johansson y Joaquin Phoenix nos muestra un futuro no muy lejano (año 2025) y con una tecnología muy avanzada: sistemas operativos con inteligencia artificial.

Merece la pena ver esta película (y lo confirma el reciente Óscar que ha ganado por el guión) porque se trata de una película novedosa que sigue una trama romántica pero “no empalagosa” y sobre todo, porque nos muestra la posible evolución que tendrán las tecnologías.
Ordenadores cada vez con más estilo y que incorporan funciones de reconocimiento de voz. El protagonista de la película, Theodore Twombly, escribe cartas pero sin utilizar la mano, básicamente porque las dicta al ordenador que procesa sus palabras y las convierte en un simple documento Word.

Móviles más finos y reducidos que sustituyen completamente a un ordenador portátil y que incorporan un software mucho más veloz que los que tenemos hoy en día. Además, es curioso poder ver que estos móviles tendrán un accesorio adicional: un diminuto auricular sin cables que se introduce al oído sin estorbar y que permite utilizar el móvil sin tener que sacarlo ni siquiera del bolsillo.

Para los aficionados de los videojuegos, en la película se muestra el importante avance que incorporan al usar tecnología 3D pero sin uso de gafas, virtual basado en un proyector que permite al jugador un campo de acción de 360º. Además, los personajes que aparecen en cada determinado videojuego interaccionan con el propio jugador y lo reconocen en cada nueva partida.

Pero quizás lo más interesante, es comprobar cómo evolucionan los sistemas operativos. Al principio de la película se muestran sistemas operativos similares a los actuales pero que incorporan una novedad: responden ante los comandos con voz humana, es decir, se sustituye el 'click' del ratón por una orden que decimos que el ordenador entiende perfectamente y responde ante ello con voz humana. Nos informa de todas las notificaciones, organización de carpetas, actualizaciones... una voz de hombre o de mujer (que podemos elegir libremente). Pero ya a la mitad de la película comprobamos como el propio Theodore descubre el nuevo lanzamiento al mercado: un nuevo sistema operativo que sigue la misma línea pero que se sustenta en inteligencia artificial. Una vez comprado, al iniciarlo se plantean tres simples preguntas sobre tu personalidad con el fin de adaptarlo de la mejor manera a tu carácter. Una vez instalado, el sistema operativo (OS) responde con voz humana y además tiene nombre propio, en este caso, Samantha. Nuestro protagonista queda asombrado por este gran invento y la inteligencia que tiene, es como si alguien hubiese metido a una persona dentro de tu ordenador o móvil. Samantha tiene sentimientos y emociones, se interesa de la misma manera que nosotros: tiene curiosidad, alegría, tristeza... Esta cercanía humana hace que entre Theodore y su sistema operativo surge un importante sentimiento: el amor. Ambos comienzan a conocerse cada vez más y a pasar más rato juntos, Theodore muestra el mundo a Samantha llevando su móvil en el bolsillo de la camisa.

¿Es posible mantener una relación amorosa con un software? ¿Seguirán Theodore y Samantha juntos? No revelaré el final de la película, por supuesto, pero concluiré afirmando una vez más que merece la pena ver esta película porque plantea una interesante reflexión: hasta dónde nos llevarán las tecnologías, cómo controlamos este mundo innovador y si realmente somos conscientes de lo que creamos.