martes, 25 de marzo de 2014

En búsqueda de la privacidad

La influencia y trascendencia que están obteniendo las redes sociales en nuestra sociedad es algo que todos tenemos en mente. Ya ni nos sorprende que Facebook cuente  con más de 1.000 millones de usuarios registrados o que se lleguen a publicar la friolera de 100.000 tweets al minuto.




Hace apenas unas décadas, cualquier niño era inmensamente feliz con tener un balón de fútbol bajo el brazo o, si avanzamos un poco en el tiempo, con el nuevo videojuego de la nueva videoconsola que acababa de salir al mercado. Ahora, lo único que quieren es un perfil de Facebook. ¿Y por qué no nos alegramos? ¡Por lo menos nos sale más barato! Pero no todo son ventajas, ya que siempre está la preocupación paterna sobre los peligros y la poca privacidad que ello conlleva, y que todos salvamos con un simple: “¡pero si mis fotos solo las pueden ver mis amigos!”. Sin embargo, pocas personas han sido capaces de acabar de leer un solo párrafo del texto al que te lleva la frase “
He leído y acepto los Términos y Condiciones de uso”.  Y esto siendo muy optimista, pues la mayoría (entre los que me incluyo) jamás se ha molestado ni siquiera en entrar donde previamente sabes que te encontrarás un millón de palabras con hipervínculos, asteriscos y símbolos e idiomas que ni siquiera sabías que existían.



Pues bien, la imagen de padre sobreprotector y preocupado en exceso por quién pueda saber, a través de las redes sociales, dónde o con quién está su pequeño no es, ni mucho menos, desmesurada, sino todo lo contrario.  Pero en esta ocasión no me refiero a un posible asesino, violador o pederasta que pueda estar buscando una  nueva presa.

Hablo de los de más arriba, de esos hombres vestidos de traje y corbata que usan nuestros datos personales a su antojo con la excusa de que nosotros mismos hemos clickeado la dichosa casilla que te lleva a ese texto interminable escondido bajo un He leído y acepto los Términos y Condiciones de uso”. Pues sí, los dueños de Facebook, Twitter y Google + pueden utilizar los datos personales de sus usuarios para su propio beneficio (que no es poco), y nosotros no hacemos nada. Y, entonces, ¿por qué no denunciamos estos métodos abusivos e ilícitos que vulneran nuestros propios derechos? Pues, como siempre, se nos han adelantado.
 Los consumidores franceses, a través de la asociación UFC-Que Choisir, han denunciado a los Tribunales de Justicia a nuestros queridos Twitter, Facebook y Google+ solicitando la eliminación o modificación de las cláusulas impuestas por estas empresas.






Las amenazas a la privacidad de los pequeños internautas así como para los adultos poco concienciados sobre su protección son un hecho. Aunque la resolución de la denuncia francesa está por ver, cuando hablamos de conflictos con los grandes intereses económicos, sabemos de antemano el resultado.


3 comentarios:

  1. Interesante artículo Marisol.
    Ahora que además Facebook ha comprado Whatsapp diversos profesionales insisten en un mayor control y posesión de nuestros datos personales. Hace un año Facebook público en el muro mensajes privados de años anteriores lo cual vulnera gravemente nuestro derecho de intimidad. Lo grave de todo ello es que la tecnología avanza a mayor rapidez de lo que puede hacerlo la justicia y en delitos informáticos cometidos a través de redes sociales poco podemos condenar todavía.

    ResponderEliminar
  2. La verdad es si analizamos hasta donde esta llegando la tecnología y lo determinante que es para nuestras vidas, da miedo pensar lo realmente que estamos condicionados de su existencia. Y con respecto a la privacidad, es una pena que nosotros seamos los primeros que la vendemos :(

    ResponderEliminar
  3. Todos tenemos el miedo ante cualquier indicio sobre si alguna persona o empresa nos vigila. El avance tecnológico que hoy en día encontramos hace que este hecho se extienda cada vez más a la conciencia de cualquier ciudadano, haciendo que todos lo tengamos presente pero realmente no solemos preocuparnos por ello. Deberíamos ponernos en nuestro sitio y reclamar la protección de nuestra vida privada, puesto que si no lo hacemos las grandes empresas tendrán cualquier mínimo detalle de nuestras vidas, haciendo que todo se vuelva público.

    ResponderEliminar