Seamos sinceros, ¿quién no se ha sorprendido alguna
vez cuando ha visto a una persona mayor utilizando una tablet o un smartphone? Desde
luego, yo tengo pocos recuerdos tan entrañables como el de mi abuela mirando
con desconfianza su nuevo móvil de última generación y preguntándome: “Niña, ¿cómo
funciona esto del Guasá?”
Indudablemente, este hecho se debe a la exclusión de la
tercera edad que hace la propia sociedad de consumo. Si centramos nuestra
atención en el marketing de las nuevas tecnologías, observaremos que apenas
existen anuncios publicitarios que proyecten como objetivo de venta a
individuos de avanzada edad. Sin embargo, si la finalidad de las tecnologías es
facilitar la vida del ser humano, ¿por qué no dirigirse a todos los sectores?
Está claro que no entra dentro de sus intereses. Las
personas mayores son incapaces de asumir los elevados costes de sus productos
debido a la baja renta que deriva de sus pensiones. Además, la relativamente
temprana aparición de las nuevas tecnologías justifica su dificultad para
adaptarse al entorno tecnológico por considerarlo complejo y poco útil.
Pero, a pesar de ello, el aumento de la esperanza de
vida, los avances científicos y la jubilación anticipada han determinado el
modelo de población envejecida que caracteriza a la sociedad española. De
hecho, un 20% de esta representa a las personas mayores de 60 años.
Algunas grandes empresas tecnológicas, como Doro o
Emporia, han decidido escuchar a la estadística. Su pensamiento se ha
configurado bajo la idea de que si gran parte de la población son individuos de
la tercera edad, habrá que enfocar el marketing en estos y convertir los
productos tecnológicos en sus nuevas necesidades.
Estos smartphones incluyen el sistema
operativo de Android y se caracterizan por pantallas definidas con accesos
directos, grandes letras, cargadores ergonómicos, botones físicos (importante
por su comodidad y costumbre), etc. Todo ello incluido adrede con la finalidad
de facilitarle la adaptación a nuestros veteranos. Según explicaba Juan Carlos
Morcuende, director general para España y Portugal de Emporia, el objetivo es:
“Conectar generaciones de abuelos y nietos a través de smartphones sin que la
tecnología sea un obstáculo para los mayores”.
Imagen del smartphone
lanzado por la compañía sueca Doro para la tercera edad
Al final, el proyecto ha dado sus frutos. Los mayores que
se han lanzado sin miedo a beber de la nueva tecnología consideran que la experiencia
les ha servido para conocer su utilidad, ampliar su red de relaciones, aumentar
su seguridad, adaptarse al nuevo entorno y fortalecer su autonomía (gracias a
la facilidad de acceso a multitud de información). Además, cabe destacar que el
aprendizaje de un nuevo ámbito de estudio les permite ejercitar sus facultades
mentales sin proponérselo.
A pesar de todo, yo planteo un
dilema, ¿es un aspecto positivo que la tercera edad se adapte a los nuevos
mundos de cambio tecnológico y comunicación mediada o, por el contrario, se
ratifica la teoría sobre la imposibilidad de escapar del control tecnológico? ¿Es,
como dijo Charles Darwin, una cuestión de adaptarse o perecer, dentro de una
sociedad capitalista?
Una entrada verdaderamente interesante. Plantea un problema que pasa de largo para nosotros, acostumbrados a lo intuitivo que nos resulta su uso. Pero, es cierto, que en este aspecto se está ejerciendo una verdadera discriminación en materia tecnológica con respecto a nuestros mayores, y es realmente triste que les releguemos al desconocimiento. La tecnología avanza rápido, incluso demasiado rápido en ocasiones, pero creo que nunca hay que dejar de reflexionar acerca de los problemas que producen estos avances.
ResponderEliminarInteresante el tema sobre todo porque alude a una parte de nuestra sociedad que muy pocas veces relacionamos con el mundo tecnológico.
ResponderEliminarEn mi opinión, que pocas empresas se dirijan a este sector es todo un error. Como ya dices en el artículo, nuestra sociedad se caracteriza ( y esto va en aumento) por estar "envejecida", porque cada vez más tenemos más ancianos y menos bebés que nazcan. El sector del comercio tecnológico en un futuro se verá "obligado" a orientar su rumbo a los más ancianos (de los que formaremos parte) y a la demanda que ellos presentarán (sus expectativas, sus necesidades...). Si ahora ya lo empiezan unas empresas, probablemente después serán las pioneras en este mercado.