sábado, 22 de marzo de 2014

Hasta el último estadio: la tercera edad

Seamos sinceros, ¿quién no se ha sorprendido alguna vez cuando ha visto a una persona mayor utilizando una tablet o un smartphone? Desde luego, yo tengo pocos recuerdos tan entrañables como el de mi abuela mirando con desconfianza su nuevo móvil de última generación y preguntándome: “Niña, ¿cómo funciona esto del Guasá?”
Indudablemente, este hecho se debe a la exclusión de la tercera edad que hace la propia sociedad de consumo. Si centramos nuestra atención en el marketing de las nuevas tecnologías, observaremos que apenas existen anuncios publicitarios que proyecten como objetivo de venta a individuos de avanzada edad. Sin embargo, si la finalidad de las tecnologías es facilitar la vida del ser humano, ¿por qué no dirigirse a todos los sectores?
Está claro que no entra dentro de sus intereses. Las personas mayores son incapaces de asumir los elevados costes de sus productos debido a la baja renta que deriva de sus pensiones. Además, la relativamente temprana aparición de las nuevas tecnologías justifica su dificultad para adaptarse al entorno tecnológico por considerarlo complejo y poco útil.
Pero, a pesar de ello, el aumento de la esperanza de vida, los avances científicos y la jubilación anticipada han determinado el modelo de población envejecida que caracteriza a la sociedad española. De hecho, un 20% de esta representa a las personas mayores de 60 años.
Algunas grandes empresas tecnológicas, como Doro o Emporia, han decidido escuchar a la estadística. Su pensamiento se ha configurado bajo la idea de que si gran parte de la población son individuos de la tercera edad, habrá que enfocar el marketing en estos y convertir los productos tecnológicos en sus nuevas necesidades.
Estos smartphones incluyen el sistema operativo de Android y se caracterizan por pantallas definidas con accesos directos, grandes letras, cargadores ergonómicos, botones físicos (importante por su comodidad y costumbre), etc. Todo ello incluido adrede con la finalidad de facilitarle la adaptación a nuestros veteranos. Según explicaba Juan Carlos Morcuende, director general para España y Portugal de Emporia, el objetivo es: “Conectar generaciones de abuelos y nietos a través de smartphones sin que la tecnología sea un obstáculo para los mayores”.
      Imagen del smartphone lanzado por la compañía sueca Doro para la tercera edad
Al final, el proyecto ha dado sus frutos. Los mayores que se han lanzado sin miedo a beber de la nueva tecnología consideran que la experiencia les ha servido para conocer su utilidad, ampliar su red de relaciones, aumentar su seguridad, adaptarse al nuevo entorno y fortalecer su autonomía (gracias a la facilidad de acceso a multitud de información). Además, cabe destacar que el aprendizaje de un nuevo ámbito de estudio les permite ejercitar sus facultades mentales sin proponérselo.
A pesar de todo, yo planteo un dilema, ¿es un aspecto positivo que la tercera edad se adapte a los nuevos mundos de cambio tecnológico y comunicación mediada o, por el contrario, se ratifica la teoría sobre la imposibilidad de escapar del control tecnológico? ¿Es, como dijo Charles Darwin, una cuestión de adaptarse o perecer, dentro de una sociedad capitalista?

2 comentarios:

  1. Una entrada verdaderamente interesante. Plantea un problema que pasa de largo para nosotros, acostumbrados a lo intuitivo que nos resulta su uso. Pero, es cierto, que en este aspecto se está ejerciendo una verdadera discriminación en materia tecnológica con respecto a nuestros mayores, y es realmente triste que les releguemos al desconocimiento. La tecnología avanza rápido, incluso demasiado rápido en ocasiones, pero creo que nunca hay que dejar de reflexionar acerca de los problemas que producen estos avances.

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  2. Interesante el tema sobre todo porque alude a una parte de nuestra sociedad que muy pocas veces relacionamos con el mundo tecnológico.
    En mi opinión, que pocas empresas se dirijan a este sector es todo un error. Como ya dices en el artículo, nuestra sociedad se caracteriza ( y esto va en aumento) por estar "envejecida", porque cada vez más tenemos más ancianos y menos bebés que nazcan. El sector del comercio tecnológico en un futuro se verá "obligado" a orientar su rumbo a los más ancianos (de los que formaremos parte) y a la demanda que ellos presentarán (sus expectativas, sus necesidades...). Si ahora ya lo empiezan unas empresas, probablemente después serán las pioneras en este mercado.

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