lunes, 24 de marzo de 2014

El software libre

La distinción entre público y privado, abierto o cerrado, gratis o de pago, y en general, los debates sobre cualquier tipo de libertad de uso, acceso o distribución, han estado presentes multidisciplinarmente, aunque de manera destacada en el campo de los medios de comunicación, y más recientemente en las nuevas tecnologías. Así, han surgido polémicas como las suscitadas por la piratería y la consideración de la cultura como bien público. De la misma manera, los derechos de autor han tenido que ser legalmente examinados, y las empresas afectadas por los nuevos fenómenos tecnológicos (discográficas, editoriales…) han tenido que adaptarse a ellas buscando nuevas formas de obtener ingresos (ventas digitales, uso de canales y redes sociales para la difusión y publicidad...).

Pues bien, dentro de estas discrepancias tecnológicas está la del software libre. En la década de los 70 y 80, en pleno apogeo del desarrollo informático, el software (el soporte lógico de un sistema informático, todas aquellas instrucciones que nuestro ordenador recibe para funcionar) no era considerado un producto, sino un añadido que los vendedores de grandes computadoras proporcionaban a sus clientes para que pudieran usarlas. Las personas que hacían uso de la informática, en universidad y empresas, creaban y compartían el software sin ningún tipo de restricciones.


Pero en la década de los 80, en pleno apogeo del desarrollo informático, las computadoras más modernas comenzaban a utilizar sistemas operativos privativos, forzando a los usuarios a aceptar condiciones restrictivas que impedían realizar modificaciones a dicho software.
Conviene decir que software libre no significa gratis. «Software libre» es el que respeta la libertad de los usuarios y la comunidad. En grandes líneas, significa que los usuarios tienen la libertad para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, modificar y mejorar el software. Es decir, el «software libre» es una cuestión de libertad, no de precio, aunque suele estar distribuido gratuitamente o a precio de costo de distribución.
Una de las figuras más destacadas de este movimiento es Richard Stallman, programador estadounidense que fundó en 1985 la Free Software Foundation (FSF). Stallman introdujo la definición de software libre y el concepto de "copyleft", que desarrolló para otorgar libertad a los usuarios y para restringir las posibilidades de apropiación del software. Entre sus logros destacados como programador se incluye la realización del editor de texto GNU Emacs, el compilador GCC, y el depurador GDB, bajo la rúbrica del Proyecto GNU.


El software libre tiene mucho que ver con el término tecnología libre. Las tecnologías libres son aquellas que se entienden propias de la ciudadanía y la cultura popular, ya que no precisan de autorización o licencia para su uso.  Las propuestas sobre tecnologías libres son, cada vez más, perseguidas en los países ricos, condicionados por las polí­ticas de patentes y copyright. Pero en los países pobres, el trabajo con estas soluciones es más frecuente, precisamente porque no dependen de ningún factor económico ni político que las prohíba, y en muchos casos se convierten en la única posibilidad de desarrollo. Así, aborda cuestiones como las energías renovables, la bioconstrucción, la medicina natural y la soberanía alimentaria, entre otros.
Son, en definitiva, enfoques de la tecnología que, al menos a mi humilde parecer, constituyen una manera positiva y justa de usarla y aprovecharla, o como mínimo alternativas dignas de estudio y consideración.

Tania Ríos 

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo en los numerosos aspectos positivos que tiene un software libre, sin embargo, siempre nos resulta más cómodo que una empresa privada "nos dé todo hecho", aunque con peores condiciones y pagando altos precios.
    De todos modos, también pienso que si el software libre se extendiera de forma masiva por nuestro país, las grandes empresas encontrarían la manera de monopolizarlas y buscar el máximo beneficio.

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