Todos los días cuando voy hacia la universidad en tren, me
topo con la misma situación: un montón de gente jugando, leyendo, hablando,
mirando fotos, abriendo redes sociales, escuchando música, etc., por el móvil.
A mí personalmente me gusta hacer un porcentaje (más o menos) de las personas
que en el vagón están usando el móvil, leyendo un libro físico, hablando entre
ellos o simplemente mirando.
Antes de nada, he de aclarar que cuando era pequeño en raras
ocasiones cogía el tren, pero cuando lo cogía, siempre tengo el recuerdo del
bullicio de la gente hablando y el traqueteo del tren. Para mí, esa situación era
normal, ver a la gente hablando entre ellos, aunque, de vez en cuando, había
alguien mirando el móvil para consultar la hora y lo guardaba “raudo y veloz”,
porque en aquella época no se sacaba el móvil para enseñárselo a todo el mundo.
Es cierto, que no todo el mundo tenía móvil y ninguno tenía ni wifi ni 3G ni 4G ni nada de nada, solo
daba la hora y llamabas.
Bien, los primeros días que empezó mi rutina de ir
observando a la gente, me causó gran estupor ver como una gran mayoría
usaba el móvil para hacer cualquier cosa. Hubo una vez que incluso un chico
cuando se llenó el tren, sacó el móvil rápidamente cuando una señora se sentó
al lado de él, solamente para dar la sensación de que estaba haciendo algo. Me
pareció verdaderamente raro, pero no era ni la primera ni la última vez que lo
veía. También vi esta reacción en otro chico cuando todos los asientos estaban
llenos y entró una señora mayor, fue increíble ver como lo sacó (tampoco ha
sido la última vez). Da la sensación de que el móvil se ha convertido en una
barrera, porque nosotros queremos: si estás haciendo algo, nadie te va a
molestar. Al ver todo esto (hace escasos
seis meses), me prometí que nunca cogería el móvil en mi trayecto para representar
a esa minoría que se resiste a dejarse llevar por la tecnología ante la duda de
“no hacer nada”, y optaría por otras actividades
lúdicas como leer un libro físico, repasar apuntes, mirar el paisaje (por eso
voy en tren y no en metro), etc.
Con el tiempo, he de reconocer que cuando el cansancio
apremia, la tentación surge y la mente sucumbe. Lo que me parecía al principio
anormal, se normalizó y lo que me causaba incredulidad, se convirtió en
plausible, creíble y, lamentablemente, casi coherente. Darte cuenta de que, cual ‘gota
china’, la rutina nos hace caer en aquello que aparentemente no resulta un gran
daño para la sociedad, como coger el móvil cuando te has prometido no hacerlo,
pero que el resultado es un símil con la sociedad de masas y de consumo, es una
de las peores cosas que hay en la vida. Llámalo rutina, cansancio o como
quieras, pero todos poco a poco vamos cayendo en las “garras” de aquello que
surge como ‘novedad’, como la tecnología, y se va normalizando y extendiendo a
toda la población hasta que es imposible no hacerlo, porque todo el mundo lo
hace y si tú no lo haces no estás en la onda (“espiral del silencio” de Elisabeth Noelle-Neumann).
Si esto lo extrapolamos totalmente a la tecnología, podríamos decir que es que
se extiende el uso de esta por su utilidad, pero ¿qué es útil?, ¿quién
determina la utilidad?
En
mi opinión, creo que en muchas ocasiones justificamos el uso de determinados
productos, muchos los usamos por ‘usar’. Hay que separar lo útil de lo inútil,
aunque no pase nada por utilizarlo, una distinción nunca viene mal.
Personalmente, me da la sensación de que todo lo que nos lanzan al mercado nos
lo 'comemos'. Si no somos críticos nosotros con lo que nos venden, quién les
dice a los que nos lo venden que lo sean, si al final nos lo vamos a vender en
el tren entre nosotros.
Qué verdad! Yo la Renfe, no suelo usarla con frecuencia, pero sí los autobuses de la empresa Martín. Antes apenas se veía a nadie con el móvil y ahora que han incorporado wifi gratis en los autobuses parece tonto quién no lo usa, aunque apenas esté en el autobús 2 ó 3 paradas. Lamentablemente somos víctimas del consumo.
ResponderEliminarEl problema es que a día de hoy la utilidad se ha confundido con el simple entretenimiento, la fina linea entre la diversión y lo práctico ha sido desdibujada con productos más llamativos y más útiles.
ResponderEliminarSe ha cruzado la barrera en la que los dispositivos electrónicos no son solo una herramienta útil, ahora se ha creado una dependencia hacia ellos, y cada vez ira a mas en mi opinión. Eso si, a mi donde este un libro que se quite el ebook.
ResponderEliminarA mí tu artículo me recuerda el mundo de los humanos en la película Wall-E. "Engullidos" por los dispositivos tecnológicos...
ResponderEliminarYo desde siempre me he movido con transporte público, de aquí para allá, con autobuses, metro, trenes....Y siempre me llevaba mi pequeño Ipod en el que llevaba un mundillo de música. Siempre con el volumen "a tope" para no oír nada. Entras en una especie de adicción, ya no eres capaz de salir a la calle sin tu música.
Hace un año, algo así, comencé a concienciarme de lo rápido que evoluciona el mercado de las tecnologías.Decidí entonces, dejar por un momento el Ipod, y empezar a realizar mis trayectorias diarias sin música. ¡Y menudo cambio! Ahora, me gusta intercalar en mi viaje: un poco de música, un poco sin música... A veces resulta gracioso escuchar las conversaciones de los demás: sus preocupaciones, sus chistes (y que malos algunos jajaja), sus "ligues del finde", o sus charlas a veces sin sentido alguno...O incluso, a veces en el metro, cuando estas de pie, "echar un ojo" al capítulo que lee uno y conseguir engancharte (aunque no tengas ni idea del título del libro y de qué va)... Sin duda alguna, para mí, de momento, las tecnologías aún no han sustituido cosas tan humanas...
Hasta donde ha llegado esto, que en renfe van a poner coches silenciosos, con prohibición de usar móviles y aparatitos (además de otras cosas). Porque la verdad es que algunos se ponen insoportables. Son el extremo opuesto a los que los usan para aislarse. Estos los usan para exhibirse
ResponderEliminarPues que vengan también a mi ciudad y lo hagan con aquellos y aquellas que ponen música tipo reggaeton y similares en los móviles a todo volumen, y no dejan andar en paz al resto de la gente en la calle....
EliminarLa verdad es que los que llevan banda sonora incorporada (todo el 'musicote' sin cascos) son insoportables.
EliminarAdemás, llega un punto que ya debería ser por respeto, porque una persona que quiere andar tranquilamente por la calle, no tiene porque estar escuchando la música de otro a todo volumen.
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